En redes sociales daban por hecho que la guardia de seguridad Rosita Ortiz, del hospital general de zona 71 del IMSS en el puerto de Veracruz, se había recuperado de COVID-19.
Desafortunadamente la realidad ha sido otra, esta mujer perdió la vida la tarde del domingo 19 de abril.
La información que usted leerá en este documento, no es producto de una lectura rápida de lo que se dice en esas mentadas redes sociales, ni tampoco de suposiciones.
Se trata del acercamiento de personal de la salud que externan, con temor lógico, la situación que priva en relación con la pandemia de Coronavirus que existe en estos momentos.
Para muchos, resultará más fácil creer lo que un político diga, lo que salgan a externar en medios oficiales pero te preguntaría: ¿quién conoce más el campo de batalla: el político detrás de un escritorio o un soldado?
Lo de la falta de insumos médicos es una realidad, le pese a quien le pese. Son esos soldados de la salud quienes combaten de frente al Covi-19 los que reclaman material de protección para su trabajo ¿es mucho pedir?
Al parecer a este Sistema de Salud sí.
Un sistema abandonado por años, explotado y pisoteado, brutalmente politizado y que le cuesta trabajo liberarse de todos sus males.
Pero que hoy, más que nunca, necesita de todo el apoyo gubernamental.
- “No les dan material… ¿ustedes qué han hecho?”, pregunto.
- “Obviamente no podemos estar así, tenemos que comprarlo con nuestro dinero, no queda de otra”.
Así, al soldado se le exige ir a la guerra pero no hay ni casco ni fusil.
Finalmente, me doy cuenta que enfrente estoy ante seres humanos que optaron por una carrera espléndida, el salvaguardar la salud de todos pero “tenemos miedo, de contagiarnos, de contagiar a nuestras familias, queremos y vamos a seguir luchando día a día pero creo que el temor es natural ante toda esta situación que vivimos”.
Un miedo natural, ante una enfermedad nueva y un problema viejo, el mismo de siempre, la indiferencia de la clase política.