De braveros habladores, a serviles leguleyos

Bernardo Gutiérrez Parra

Incontables son los agravios que Andrés Manuel López Obrador hizo a panistas y priistas. Tantos, que a nadie hubiera extrañado que lo despidieran con denuestos y descalificaciones el 1 de octubre en el Congreso de la Unión. Pero a pesar de que lo tuvieron de a pechito, les dio frío y no fueron para soltarle ni una trompetilla.

Mudos y cabizbajos vieron el traspaso de poderes y así abandonaron el recinto después de la ceremonia, con lo que se cumplieron los peores vaticinios. Y es que no hay que darle muchas vueltas para saber que el 2024 pasará a la historia como el año en que este país se quedó sin oposición.

Todo se conjuntó para que el blanquiazul y el tricolor cayeran de sus pedestales. Tantito el robadero que hicieron, tantito las pugnas entre ellos, tantito que tienen por líderes a un par de perdedores, tantito el hartazgo ciudadano y tantito la mano de López Obrador, era cuestión de tiempo para que sus poderosas estructuras comenzaran a crujir antes de venirse abajo.

Para las elecciones del 2025 el PAN irá cargando el pesado fardo de tener que aceptar que de sus filas salió el senador número 86 llamado Miguel Ángel Yunes Márquez. Ese traidor de cuyo voto a favor de la reforma judicial necesitaba Morena para mandar al diablo al único contrapeso que quedaba en este país.

Gracias a la atinada conducción de su líder nacional Marko Cortés, el PAN que en 2018 gobernaba en 11 estados, ahora gobierna en cuatro y es un partido cada día más débil.

Pero si el PAN está mal el PRI está peor. Sus años gloriosos que cubrieron siete décadas, lo convirtieron en una maquina poderosa e invencible productora de comaladas de multimillonarios sexenales, hasta que en el 2000 fue echado del poder.

Tras dos sexenios en la banca regresó en 2012 con una “nueva generación de políticos” más transas, más corruptos y más bandidos que los anteriores, por lo que en 2018 fue echado ahora si definitivamente (y no habrá milagro que valga) del poder presidencial.

En ese entonces nadie quería tomar las riendas de ese cascarón que se había quedado con menos de la mitad de las gubernaturas. Pero en 2019 el gobernador de Campeche, Alejandro “Alito” Moreno levantó la mano con la promesa de regresarlo a las alturas. Y esa fue su primera mentira.

Cinco años le bastaron para hundir al PRI en el más profundo de los abismos. Si en 2018 el tricolor gobernaba en 14 estados hoy gobierna en dos: Durango y Coahuila y eso coaligado con el PAN.

Alito Moreno es el ejemplo más acabado de la corrupción endémica que padece el tricolor y por si fuera poco, es un autoritario intolerante que no acepta la critica y ha expulsado a decenas de priista.

Por bien portado en el Congreso el primer día de octubre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le regaló su permanencia como líder del PRI hasta el 2032, pero se puede quedar hasta que Dios lo llame a cuentas. Total, a quién le importa.

Bajo su conducción el PRI se ha convertido en un partido de lástima al que ya nadie quiere pertenecer. ¿Con qué cara van a ofrecer a sus escasos militantes las candidaturas a las alcaldías que se disputarán el año que viene, si el tricolor está más devaluado que el bolívar venezolano?

En el caso de Veracruz, es una vergüenza que estén esperando el triunfo en diez de los 212 municipios cuando llegaron a tener carro completo. Y olvídate lector del puerto jarocho, Xalapa, Coatzacoalcos, Minatitlán o Tuxpan. Darán gracias al Señor si los habitantes de Chontla, Colipa o Las Minas, por poner tres ejemplos, les regalan con su voto la caridad de sus alcaldías.

Quizá el PAN sobreviva al 2025 y a unos cuantos años más, siempre y cuando sea un chico bien portado con el partido en el poder. El PRI por su parte será comparsa de Morena en las elecciones del 2030 o desaparecerá del planeta porque con tanto fracaso a cuestas ya no tiene razón de ser.

Muy gallos, braveros y habladores hace apenas un lustro, están condenados a ser serviles leguleyos de Morena en el Congreso federal, en los congresos locales y claro, sumisos ujieres de la señora Presidenta.

Por eso lo reitero, ¿opositores al gobierno? Ja, ni de membrete existen en este país.

bernardogup@hotmail.com


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