El 14 de mayo del 2019 la mtra. Yolanda Olivares Pérez renunció de manera (no tan) sorpresiva a la dirección del Instituto Veracruzano de las Mujeres, esto después de recibir ataques por parte de la entrante administración de Cuitláhuac García Jiménez, así como rechazo por parte de la Secretaría de Gobierno en la petición de trabajar en coordinación, en los últimos días de estar frente al Instituto le fue solicitado por parte de Erick Cisneros que se hiciera cargo de la situación de los feminicidios en el Estado o tendría consecuencias, a pesar de que no está dentro de las atribuciones del IVM actuar en estos casos; ha pasado un año desde este claro ejercicio de violencia contra una funcionaria, sin embargo justo ahora ese no es el tema central que quisiera abordar, sino la falta de acciones para hacer frente a las crecientes cifras de violencia de género en Veracruz y la gradual desmantelación del Instituto Veracruzano de las mujeres, así como de los refugios para mujeres en situación de violencia extrema.

En su comparecencia el Secretario de Gobierno Erick Cisneros Burgos fue cuestionado acerca de la convocatoria para nombrar a una nueva directora del IVM, su respuesta fue que eso no dependía de él, sino de los consejos consultivo y social, encargados de elaborarla, lo cual desmintieron al hacer público que desde julio del año pasado dicha convocatoria fue aprobada y entregada para su publicación, cabe mencionar que la figura de “encargada de despacho” no existe en la ley del Instituto, por lo que nombrar a una encargada provisional, como en este caso lo es la mtra. Rocío Villafuerte no tiene sustento legal, dejando una vez más en claro la poca o nula importancia que se le da a que la igualdad y el derecho a una vida libre de violencia sean una realidad, no es de extrañarnos que encabecemos la lista de los Estados más peligrosos para ser mujer, no basta con buenas intenciones, mientras no se tome con seriedad y no se cumplan las leyes no habrá avance alguno.

Desde el inicio de la cuarentena de covid-19 en el mundo se ha registrado un alza en los casos de violencia doméstica de hasta un 80%, México no es la excepción, esto no es de extrañarnos ya que en las situaciones de crisis o guerra las consecuencias en las mujeres se viven de manera más extrema, al invisibilizar esta situación perdemos recursos para poder combatirla, lo que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador en días pasados al negar que en el país viviéramos un repunte en las agresiones contra mujeres y niñas es, por decir poco, tanto negligente como falto de tacto para las víctimas, esta misma postura han tomado en Gobierno del Estado, ya que sin importar que estemos en fase 3 de la pandemia no cuentan con un plan emergente para hacer frente a la violencia de género, peor aún, la Red Nacional de Refugios y el Colectivo Feminista Cihuatlahtolli han denunciado la falta de apoyos para seguir con sus funciones, esto a pesar de que existe una partida especialmente destinada para este fin y que las solicitudes de asilo se han triplicado en los últimos dos meses.

Lo que está sucediendo en México y particularmente en Veracruz en materia de violencia contra las mujeres no tiene una sola causa, pero no podemos ignorar que la falta de atención por parte de nuestras autoridades y el incumplimiento de sus obligaciones impactan directamente en la percepción que tenemos acerca de cuánto importa o no la vida de las mujeres, pareciera que es más importante quitar de la vista la posibilidad de calificar el trabajo de nuestro Gobernador que reforzar las acciones destinadas a garantizar la seguridad de las víctimas de violencia, aún en tiempos de coronavirus se ha lanzado la convocatoria para fiscal general o para comisionados del IVAI, quizás después de septiembre cuando logren deshacer los consejos veamos como una realidad que el IVM de nuevo tenga directora, podría sugerir que sería una directora “a modo”, aunque en un gobierno donde no son prioridad las mujeres lo más conveniente es convertir las instituciones encargadas de su defensa en elefantes blancos.​​

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