Australia ha estado pasando por una de las peores crisis medioambientales de su historia. Con temperaturas de hasta 69 º C, miles de casas, bosques y animales se han perdido en las llamas. El problema es de una magnitud tan increíble que es posible ver los incendios desde el espacio.

A pesar de esto, no todo son malas noticias, pues una vez más, la naturaleza ha demostrado que la vida siempre termina imponiéndose ante la tragedia y la muerte.

Un gran ejemplo de ello son las imágenes capturadas por la fotógrafa en la sonase New South Wales, que hace semanas fue arrasada por las llamas.

Lo que debía ser un paisaje devastado y desolado, fue en realidad un testamento a la resiliencia de la vida y la naturaleza contra todo pronóstico.

Dentro de estos bosques negros, llenos de ceniza y restos, se encontraban brotes de flores y plantas que hacían del panorama algo no tan desolador.

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