La reciente controversia en la paraestatal se ha centrado en las empresas Saipem y CITAPIA, cuya colaboración con altos funcionarios como José Samuel Sánchez Reyes y Leonardo Cornejo Serrano ha generado acusaciones de posibles prácticas corruptas.
La controversia sobre las malas prácticas de contratación en Petróleos Mexicanos (Pemex) ha dejado al descubierto el nombre de dos empresas: Saipem y CITAPIA. Estas entidades han surgido como puntos neurálgicos en medio de acusaciones que señalan posibles vínculos con la corrupción dentro de la paraestatal.
José Samuel Sánchez Reyes y Leonardo Cornejo Serrano, dos figuras clave en el entramado de Pemex, han sido señalados por su implicación en la promoción de Saipem en proyectos de la compañía. Este movimiento destaca al descubrirse la conexión de Saipem con Construcciones Industriales Tapia (CITAPIA), una entidad previamente relacionada con escándalos de corrupción en la dirección de Emilio Lozoya.
La asociación entre Saipem y CITAPIA no es un fenómeno nuevo en el panorama de Pemex. Proyectos como la reconfiguración de la Refinería Lázaro Cárdenas han servido como terreno fértil para la colaboración entre estas empresas.
CITAPIA, bajo la tutela de Juan Carlos Tapia Vargas, ha experimentado un ascenso significativo, pasando de ser un modesto negocio familiar a convertirse en un socio preferente de notables contratistas internacionales durante el mandato de Lozoya en Pemex, como Odebrecht y OHL.
A pesar de las irregularidades señaladas por la Auditoría Superior de la Federación, CITAPIA ha mantenido su influencia en el sector energético, asegurando contratos millonarios en proyectos como la refinería de Cadereyta durante la administración de Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, con su promesa de erradicar la corrupción, parecía abrir una nueva era en Pemex. Pero el nombramiento de Leonardo Cornejo Serrano como figura clave en la construcción de la refinería Dos Bocas, a pesar de sus vínculos con Luis Alberto de Meneses Weyll, exdirector de Odebrecht en México, ha generado dudas sobre la transparencia en el proceso.
La inclusión de Saipem por parte de Sánchez Reyes y Cornejo Serrano, sumada a la presunta influencia de CITAPIA en el sector energético, ha avivado la llama de la controversia que tiene antecedentes en el apoyo que Rocío Nahle, ex titular de la Secretaría de Energía, ha brindado a ambos personajes.
Y es que, pese a las acusaciones de corrupción y abuso de poder que rodean a José Samuel Sánchez Reyes, su nombramiento en 2023 como director general de Normatividad en Hidrocarburos de la Secretaría de Energía intensificó las sospechas del respaldo otorgado por Nahle, quien renunció a la dependencia en octubre de ese mismo año para buscar la candidatura por Morena a la gubernatura de Veracruz.
Este escenario no solo pone en tela de juicio la integridad de las decisiones en Pemex y la Secretaría de Energía bajo la administración actual, sino que también subraya la necesidad urgente de abordar las prácticas cuestionables en las asignaciones de contratos, garantizando la transparencia y la ética en la gestión pública de la paraestatal mexicana.