América Latina y el Caribe se han convertido en un “foco” de la pandemia de coronavirus porque varios países registran algunas de las tasas de infección per cápita más altas del mundo y algunas de las cifras más elevadas de casos en términos absolutos, dijo el jueves el secretario general de la ONU, António Guterres.
En un mensaje grabado en video y en un informe, Guterres indicó que para este año se prevé una contracción de 9.1 por ciento del PIB en la región, “la más grande en un siglo”.
“El COVID-19 ha generado un enorme impacto sanitario, social y económico, que se ha cobrado un número muy elevado de vidas humanas en los países de América Latina y el Caribe”, según el informe. “Se prevé que genere la recesión más profunda de la historia reciente”.
De acuerdo con el informe, el desempleo en la región pasará de 8.1 por ciento en 2019 a 13.5 por ciento este año, y afectará a más de 44 millones de personas, en comparación con más de 18 millones en 2019. La tasa de pobreza subirá de 30.2 por ciento a 37.2 por ciento, para un total de 230 millones de personas en comparación con 185 millones el año pasado, agregó.
Guterres dijo que América Latina y el Caribe ya enfrentan “inequidades profundas”, altos niveles de trabajo informal y sistemas de salud fragmentados, y que las personas más vulnerables de la región son las más afectadas por la pandemia.
“Las mujeres, que constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo en los sectores económicos mas afectados, ahora también deben soportar la carga de los cuidados adicionales”, señaló Guterres. “Las personas de edad y las personas con discapacidad corren un riesgo mucho mayor de morir a causa del virus”.
Afirmó que los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los migrantes y los refugiados “también sufren de manera desproporcionada”.
“La transmisión urbana del COVID-19 reviste especial preocupación para los países de América Latina y el Caribe, que conforman la región en desarrollo más urbanizada del mundo”, según el informe.
Aproximadamente 80 por ciento de la población en la región vive en ciudades, dijo Guterres, e hizo notar que en los grandes barrios marginales aumenta el riesgo de contagio.
Debido a sistemas de salud fragmentados y desiguales, los países más afectados por la pandemia, que Guterres no identificó por su nombre, “no están suficientemente preparados para manejar una crisis sanitaria y humana de esta magnitud”.
“En una región que experimentó un número significativo de crisis políticas y protestas en 2019, el aumento de las desigualdades, la exclusión y la discriminación en el contexto de COVID-19 afectan negativamente el goce de los derechos humanos y los avances democráticos; situación que, de no atenderse, podría incluso derivar en malestar social y disturbios”, dijo Guterres.
El titular de las Naciones Unidas dijo que “en el informe se exhorta a los gobiernos a hacer más por reducir la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición”.
En el corto plazo los gobiernos deberían considerar la entrega de “un ingreso básico para situaciones de emergencia y ayudas contra el hambre” para las personas que viven en pobreza, apuntó. Esto puede incluir la posibilidad de proveer el equivalente al umbral nacional de pobreza, unos 140 dólares al mes en la región, según el informe. El costo para seis meses representaría el 1.9 por ciento del PIB regional, agregó.
“Al mismo tiempo, la situación requiere urgentemente un mayor apoyo internacional”, señaló Guterres. “En el caso de América Latina y el Caribe, la comunidad internacional debe proveer liquidez, asistencia financiera y medidas de alivio de la deuda”.
Guterres pidió una transformación pospandemia en América Latina y el Caribe donde “los niveles de desigualdad se han vuelto ya insostenibles”.
“Ello supone desarrollar sistemas integrales de bienestar social accesibles para todas las personas”, señaló.
“Esto implica crear sistemas tributarios más justos, promover la creación de empleos decentes, fortalecer la sostenibilidad ambiental y reforzar los mecanismos de protección social”.