Mejorar sus habilidades comunicativas, además de su estado físico y psíquico consiguiendo, al mismo tiempo, que se olviden durante unas horas de su enfermedad. Esos son, principalmente, los grandes beneficios de esta terapia poco ortodoxa llevada a cabo desde la Asociación Perros Azules y la Fundación Aladina, entidad sin ánimo de lucro que ayuda a niños y adolescentes enfermos de cáncer.

La terapia, que se desarrolla desde hace dos años, se aplica sobre todo a niños y a adolescentes ingresados en Oncología. Los pacientes, cada martes, reciben las visitas de Duncan y Mía, los perros que cumplen con esta función y también de un experto y dos técnicos de instrucción. Tan celebrados están siendo los resultados de estas terapias que está previsto, según informa la Fundación Aladina, que a principios de este año llegue a otro hospital.

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